Ultimo despacho de EFE dando cuenta del final desalentador de Barcelona, sin embargo en el video podemos apreciar a jovenes activistas de 350, tomando la palabra e interviniendo en el final de la asamblea ganandose el aplauso de los asistentes.
Cumbre de Barcelona previa a Conferencia de Copenhague termina sin acuerdos
sábado, 07 de noviembre de 2009 2:49
Barcelona (España), 6 nov (EFE).- La cumbre previa a la Conferencia de diciembre en Copenhague sobre Cambio Climático terminó hoy con la negativa estadounidense a cifrar sus reducciones de CO2 y el lamento de los países en desarrollo por las propuestas poco ambiciosas de algunos países industrializados.
La cita de Barcelona fue clausurada tras una intensa sesión plenaria en la que el G-77 (grupo que engloba a estados en vías de desarrollo de África, Latinoamérica y Asia, y economías emergentes como China) advirtió que si fracasa la Conferencia de Copenhague -entre los días 7 y 18 de diciembre- se deberá a la actitud de esos países.
El responsable de la ONU sobre Cambio Climático, Ivo de Boer, dijo a la prensa que, no obstante, los gobiernos todavía pueden lograr un gran acuerdo, aunque reconoció que no será un tratado vinculante el que se pueda ratificar en la capital danesa, sino uno que requerirá más tiempo.
De Boer afirmó que al no haber surgido un principio de acuerdo en Barcelona, donde se esperaba que se fijasen las bases de las emisiones entre 2012 y 2020, Copenhague acogerá la negociación "in extremis" entre la cuarentena de jefes de Estado que acudirán a la cita.
El secretario de la ONU lanzó así un cierto mensaje de optimismo para romper el desánimo patente entre los delegados al ver que si Estados Unidos no ofrecía una cifra clara de sus compromisos de emisiones, no habría tratado vinculante.
A pesar de que la oferta estadounidense dependerá de la ley medioambiental -que tramita su Senado-, De Boer cree que el Gobierno de Barack Obama se comprometerá finalmente con una cifra.
De Boer insistió en que será necesario aprobar un plan de 10.000 millones de dólares de ayuda rápida a países en desarrollo para la mejora de sus estrategias de adaptación, y que en Copenhague deberá establecerse una fórmula sobre cómo compartir la financiación de estas ayudas y las cuotas de cada país.
Aunque en Copenhague no se firme el tratado, de Boer cree que será fijado un marco, seguramente político, que incluirá compromisos de reducción de emisiones de los gobiernos ricos y las limitaciones de los estados en desarrollo y emergentes, así como el apoyo financiero que estos últimos deben recibir y un sistema de supervisión de estas ayudas.
En cualquier caso, el responsable de la ONU sobre Cambio Climático subrayó la existencia de los compromisos fijados en el plan de acción de Bali (2007) sobre reducciones y que ahora no se "pueden reinventar la rueda" de negociaciones.
El protocolo de Kioto -no rubricado por estados Unidos- es por ahora el único mecanismo legal del que se dispone para combatir el cambio climático, y por tanto, según De Boer, seguirá siendo útil hasta que la comunidad internacional no se dote de otro marco.
El representante de la delegación estadounidense, Jonathan Pershing, reconoció que su país no está en disposición de ofrecer una cifra de reducción como reclama la comunidad internacional.
Además, Pershing añadió que Washington tampoco está dispuesto a firmar nada que no comprometa a los países en desarrollo sobre sus emisiones.
Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), los países industrializados deben reducir sus emisiones entre un 25 y un 40 por ciento en 2020 con respecto a 1990, con el objeto de que el calentamiento global no supere los dos grados (sobre la época preindustrial).
Algunos científicos apuntan, sin embargo, que el aumento no puede ser superior a 1,5 grados, ya que hay países muy vulnerables, como ocurre con los micro-estados del Índico y otros costeros.
El equipo negociador europeo afirmó que "luchará hasta el final" por obtener ese acuerdo vinculante, aunque reconoce que las negociaciones serán "complejas y difíciles".
El jefe de la representación de la UE, Artur Runge-Metzger, recordó que la UE "se ha comprometido" a una reducción de hasta de un 30 por ciento de los gases contaminantes en 2020.
"El acuerdo deberá incluir reducciones ambiciosas de gases para los países desarrollados, incluido Estados Unidos", dijo Runge, quien apuntó que aunque algunos países no lo suscribiesen no sería motivo para definirlo como fracaso.
Para la represente española y miembro de la troika europea, Alicia Montalvo, las negociaciones de la cumbre previa de Barcelona han servido para "esclarecer" la posición de cada país y "eliminar opciones" de cara a las negociaciones finales.
Los grupos ecologistas, por otra parte, aprovecharon la jornada de clausura para reclamar mayor compromiso y voluntad política. Unos activistas disfrazados de marcianos se dedicaron a buscar entre los delegados a líderes mundiales capaces de comprometerse. EFE
Barcelona (España), 6 nov (EFE).- La cumbre previa a la Conferencia de diciembre en Copenhague sobre Cambio Climático terminó hoy con la negativa estadounidense a cifrar sus reducciones de CO2 y el lamento de los países en desarrollo por las propuestas poco ambiciosas de algunos países industrializados.
La cita de Barcelona fue clausurada tras una intensa sesión plenaria en la que el G-77 (grupo que engloba a estados en vías de desarrollo de África, Latinoamérica y Asia, y economías emergentes como China) advirtió que si fracasa la Conferencia de Copenhague -entre los días 7 y 18 de diciembre- se deberá a la actitud de esos países.
El responsable de la ONU sobre Cambio Climático, Ivo de Boer, dijo a la prensa que, no obstante, los gobiernos todavía pueden lograr un gran acuerdo, aunque reconoció que no será un tratado vinculante el que se pueda ratificar en la capital danesa, sino uno que requerirá más tiempo.
De Boer afirmó que al no haber surgido un principio de acuerdo en Barcelona, donde se esperaba que se fijasen las bases de las emisiones entre 2012 y 2020, Copenhague acogerá la negociación "in extremis" entre la cuarentena de jefes de Estado que acudirán a la cita.
El secretario de la ONU lanzó así un cierto mensaje de optimismo para romper el desánimo patente entre los delegados al ver que si Estados Unidos no ofrecía una cifra clara de sus compromisos de emisiones, no habría tratado vinculante.
A pesar de que la oferta estadounidense dependerá de la ley medioambiental -que tramita su Senado-, De Boer cree que el Gobierno de Barack Obama se comprometerá finalmente con una cifra.
De Boer insistió en que será necesario aprobar un plan de 10.000 millones de dólares de ayuda rápida a países en desarrollo para la mejora de sus estrategias de adaptación, y que en Copenhague deberá establecerse una fórmula sobre cómo compartir la financiación de estas ayudas y las cuotas de cada país.
Aunque en Copenhague no se firme el tratado, de Boer cree que será fijado un marco, seguramente político, que incluirá compromisos de reducción de emisiones de los gobiernos ricos y las limitaciones de los estados en desarrollo y emergentes, así como el apoyo financiero que estos últimos deben recibir y un sistema de supervisión de estas ayudas.
En cualquier caso, el responsable de la ONU sobre Cambio Climático subrayó la existencia de los compromisos fijados en el plan de acción de Bali (2007) sobre reducciones y que ahora no se "pueden reinventar la rueda" de negociaciones.
El protocolo de Kioto -no rubricado por estados Unidos- es por ahora el único mecanismo legal del que se dispone para combatir el cambio climático, y por tanto, según De Boer, seguirá siendo útil hasta que la comunidad internacional no se dote de otro marco.
El representante de la delegación estadounidense, Jonathan Pershing, reconoció que su país no está en disposición de ofrecer una cifra de reducción como reclama la comunidad internacional.
Además, Pershing añadió que Washington tampoco está dispuesto a firmar nada que no comprometa a los países en desarrollo sobre sus emisiones.
Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), los países industrializados deben reducir sus emisiones entre un 25 y un 40 por ciento en 2020 con respecto a 1990, con el objeto de que el calentamiento global no supere los dos grados (sobre la época preindustrial).
Algunos científicos apuntan, sin embargo, que el aumento no puede ser superior a 1,5 grados, ya que hay países muy vulnerables, como ocurre con los micro-estados del Índico y otros costeros.
El equipo negociador europeo afirmó que "luchará hasta el final" por obtener ese acuerdo vinculante, aunque reconoce que las negociaciones serán "complejas y difíciles".
El jefe de la representación de la UE, Artur Runge-Metzger, recordó que la UE "se ha comprometido" a una reducción de hasta de un 30 por ciento de los gases contaminantes en 2020.
"El acuerdo deberá incluir reducciones ambiciosas de gases para los países desarrollados, incluido Estados Unidos", dijo Runge, quien apuntó que aunque algunos países no lo suscribiesen no sería motivo para definirlo como fracaso.
Para la represente española y miembro de la troika europea, Alicia Montalvo, las negociaciones de la cumbre previa de Barcelona han servido para "esclarecer" la posición de cada país y "eliminar opciones" de cara a las negociaciones finales.
Los grupos ecologistas, por otra parte, aprovecharon la jornada de clausura para reclamar mayor compromiso y voluntad política. Unos activistas disfrazados de marcianos se dedicaron a buscar entre los delegados a líderes mundiales capaces de comprometerse. EFE
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