Bill McKibben de 350.org y Asher Miller del Post Carbon Institute, conversan sobre el libro de Bill , EAARTH
Hace veinte años, con el fin de la Naturaleza, Bill McKibben ofrece una de las primeras advertencias sobre el calentamiento global. Estas advertencias fueron desatendidas en su mayoría, ahora, insiste, tenemos que reconocer que hemos esperado demasiado tiempo, y que el cambio masivo no sólo es inevitable, pero ya está en marcha. Nuestro viejo y conocido mundo de repente se derrite, secado, acidificantes, las inundaciones, y la quema de una manera que ningún humano ha visto jamás. Hemos creado, en plazos muy breves, un nuevo planeta, pero aún reconocible fundamentalmente diferentes. Es posible que así lo llaman Eaarth.
Ese nuevo planeta está lleno de une nueva y trampas. El precio del cambiante mundo de grandes sumas de defender, pensar en el dinero que se fue a la reparación de Nueva Orleans, o billones el que se necesita para transformar nuestros sistemas energéticos. Pero el crecimiento sin fin económicos que podrían financiar tanta generosidad depende del planeta estable hemos conseguido daños y degradan. No podemos confiar en los viejos hábitos por más tiempo.
Nuestra esperanza depende, sostiene McKibben, en la ampliación de respaldo en el desarrollo de la clase de las sociedades y las economías que pueden agazaparse, concentrarse en lo esencial, y crear el tipo de comunidad (en el barrio, pero también en Internet) que nos permitirá tiempo problemas en una escala sin precedentes. Cambio cambio fundamental-es nuestra mejor esperanza en un planeta repentina y violentamente fuera de balance.
Hace veinte años, con el fin de la Naturaleza, Bill McKibben ofrece una de las primeras advertencias sobre el calentamiento global. Estas advertencias fueron desatendidas en su mayoría, ahora, insiste, tenemos que reconocer que hemos esperado demasiado tiempo, y que el cambio masivo no sólo es inevitable, pero ya está en marcha. Nuestro viejo y conocido mundo de repente se derrite, secado, acidificantes, las inundaciones, y la quema de una manera que ningún humano ha visto jamás. Hemos creado, en plazos muy breves, un nuevo planeta, pero aún reconocible fundamentalmente diferentes. Es posible que así lo llaman Eaarth.
Ese nuevo planeta está lleno de une nueva y trampas. El precio del cambiante mundo de grandes sumas de defender, pensar en el dinero que se fue a la reparación de Nueva Orleans, o billones el que se necesita para transformar nuestros sistemas energéticos. Pero el crecimiento sin fin económicos que podrían financiar tanta generosidad depende del planeta estable hemos conseguido daños y degradan. No podemos confiar en los viejos hábitos por más tiempo.
Nuestra esperanza depende, sostiene McKibben, en la ampliación de respaldo en el desarrollo de la clase de las sociedades y las economías que pueden agazaparse, concentrarse en lo esencial, y crear el tipo de comunidad (en el barrio, pero también en Internet) que nos permitirá tiempo problemas en una escala sin precedentes. Cambio cambio fundamental-es nuestra mejor esperanza en un planeta repentina y violentamente fuera de balance.
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